miércoles, 26 de marzo de 2014

Imagino tu cuna, hijo, y es otoño.


Imagino tu cuna, hijo, y es otoño. 
Se le había llenado de pájaros el ruedo del vestido de tanto esperar el cariño de su niño amado,..
Fue de repente. Las flores de su vestido fueron cayendo una a una. Como si escaparan. Sin poder emitir sonido,..
Si las palabras siempre para ella fueron un grito. De Una agonía.
Ella Nada vivió que no haya llorado. Y Hay que tener ese mínimo de fe, necesario, para cuidar las rosas que le siguen quedando,… Escribió desde la cornisa de las palabras. Imagino tu cuna, hijo, y es otoño.
Esa mujer, ¨¨tú madre¨¨ tenía algo de ocaso,...
por tanta piedra, en su camino transitado,..
Para estar triste hay que ser muy valiente. Alegre lo está cualquiera.

Mujer


Mujer
A ti que construyes castillos en el aire, pensando quizás que basta con echar un poco de humo para levantar una construcción en la que todo lo imaginable puede suceder, en donde la dicha impera para siempre, los amantes nunca se cansan y los felices comen perdices.
A ti que distraes tu atención de lo inmediato y prefieres fijar tu mente en un horizonte que está por sobre todo, como el vapor que exhala el tren conquistando nuevos territorios, vírgenes y cargados de promesas utópicas y aventuras realizables.
Sí, a ti, quien dejas de lado tu ego y tus ambiciones para soñar con los ojos abiertos, dejando que las luces mágicas que nadie más ve crucen por tu pupila y dibujen en el fondo del corazón las imágenes de mundos mejores en el que la vida sonríe y perfuma con aromas deliciosos para el placer de hombres y mujeres.
A ti que sonríes cuando lees historias que no hablan de tristezas ni de hambres, sino de amores plenos, instantes eternos de paz y almas colmadas de felicidad.
Sí. A ti que estás pensando en este preciso momento que no te hablo a ti. A ti te digo: Sí se puede. Está a tu alcance. Es cosa de dejar que la ilusión reemplace las exigencias de un mundo físico que te impone un estado permanente de frustración. A ti te lo digo.